Llega un día en tu vida en el que te levantas 'como siempre'. Primero el pie derecho, después el izquierdo, o al revés. Te equilibras, y piensas que será un día más. Pero no te has fijado que el Sol ha salido por el lado contrario. No te has fijado que tus ojos han tornado su color hacia un azul cielo. Ni siquiera te has fijado que has pestañeado cinco veces más que ayer. Nunca hay días iguales. Y entonces, ese día, descubres que has estado frustrándote en cambiar una rutina, una rutina que jamás fue realidad.
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